Este popular vocablo, tan usado en el Ecuador, se tomó mi memoria al leer la información sobre la entrega de los denominados “libros de la transición” por el presidente saliente al Primer Mandatario entrante.
Al leer la síntesis informativa sobre el contenido de los tres famosos “libros -¿existirá un cuarto informe aún no divulgado?-, no puede menos que sorprenderme y, acto seguido, preguntarme: ¿cómo le habrá caído a Lenín Moreno el “comedimiento” de Correa y sus colaboradores cercanos al “darle haciendo” cosas en las que ni siquiera habrá pensado?
¿Cómo le sentaría que el gobierno saliente dé por hecho que deberá continuar, por ejemplo, con las cansinas y odiosas sabatinas, y hasta a qué personas se deberá invitar en los gabinetes itinerantes? Este es solo un pequeño ejemplo del indelicado entrometimiento del abusivo gobierno saliente para con el régimen que asumirá el 24 de Mayo.
No me parece una elegante despedida de éste gobierno, lejos de ello, estoy convencido que ha ido muy lejos al pretender dejar por escrito -el papel aguanta todo-, todo lo que equivocada y astutamente pretende que asuma el flamante nuevo régimen.
En épocas pretéritas, literalmente mejores que la actual, los gobiernos que estaban por cesar, semanas anteriores al cambio, lo que hacían era designar una comisión que se encargaría de recoger abundante información de los diez o doce ministerios de estado –no 40, como ahora- y, especialmente, aquellos trámites o negocios no concluidos, y, por tanto, pendientes. Esta comisión intercambiaba también ideas con su similar del bando contrario sobre la transmisión del mando y demás detalles inherentes a la misma.