Miércoles, renovación de la cédula. Larga fila para la validación de datos. Personera del Registro Civil saca la copia de la partida de nacimiento; ¡oh, la cédula de mi papá es incorrecta y la de mi mamá no consta!: 2 turnos. Tiempo aproximado para uno: 2 horas y media. Cientos de personas esperan resignados viendo la pantalla y el reloj. Llega la atención al Z710. “¿No fue a la otra ventanilla?” “No”. “Vaya y pida la hoja de datos de sus padres”. La obtengo, aguardo para el pago en el banco. Regreso, hago otra fila. “La resolución estará lista el martes, traiga este papelito”. Día 1: 4 horas. Día 2, turno uno: 30 minutos. Fila para nueva validación de datos. “¿Tiene la copia de la partida de nacimiento?” “No, se quedaron con ella el miércoles pasado”. “Tome un turno para que se la den”. ¡Otro turno para 1 hora y media! Frustración. Pido hablar con la supervisora: 30 minutos de espera. Me da la partida: “Pague en el banco y cedúlese”. Pago, ¡me dan un nuevo turno para 2 horas y media! Contrariedad; la supervisora se enoja: “¡Agradezca que le ahorré una fila de horas, ahora espere el turno!”. 3 horas y media hasta cedularme. Día 2: 5 horas. Total general: 9 horas. ¡El colmo!