Todas las leyes y más aún las de Salud, deberían ser emitidas con la mayor seriedad, pensando en primer lugar en el bienestar de la ciudadanía. Es inaudito que la Asamblea Nacional después de 8 años, envíe al Ejecutivo una ley impresentable, con tantas fallas en su redacción, ortografía y especialmente en su fondo, que lo que hace es vulnerar los derechos del paciente, del médico e instituciones de salud como Solca y la Junta de Beneficencia de Guayaquil a las que desconoce. Sin una revisión seria, envían una ley con tan pocas cosas positivas y tantas fallas y contradicciones que lo más saludable es su veto total por parte del Ejecutivo, uno parcial no conviene por tener defectos de fondo y forma. Es deseable que una comisión del más alto nivel elabore la Ley sin politiquería, en consenso y con el espíritu de reglamentar la salud de forma racional, protegiendo en primer lugar al ciudadano, pero sin perseguir al médico, el que debe tener espacio de trabajo riguroso, pero justo, caso contrario el paciente será el más perjudicado. De ser aprobado, este código sería una vergüenza más para el país.