El Ministro que ha comentado mi anterior columna se siente tan seguro y propietario de la verdad absoluta, que es inútil buscar un debate razonado. Digamos entonces que como ya ha logrado que se inscriban 40 000 familias en el plan de conversión energética y eso le tiene entusiasmado, sólo esperemos que el 99% restante ( para ser más preciso 98.9%) para llegar a los tres millones quinientos mil hogares, que es el objetivo del Gobierno, lo hagan con igual efervescencia. Y ese es el compromiso que tiene con los industriales que han confiado en su palabra y el país.
¡Ya está muy cerca! Hay que empujar un poquito. El tiempo, según sus dogmas, seguramente le dará la razón, pero nada le quita que este plan se sustenta en la eliminación del subsidio al gas y eso no se compensa con el programa que defiende. Además nadie sabe lo que pasará con las tarifas eléctricas desde el 2018. Eso la gente lo siente. Por eso precisamente no da cifras comparativas. Sólo se dedica a insultar y descalificar al columnista. Y si eliminan el subsidio, que es la amenaza velada del programa, habrán hecho lo que no pudieron o quisieron hacer los neoliberales.
Y espero que ahora no niegue que esa es la esencia de esta reconversión y no la letanía de sofismas justificativos que contiene su carta. Así lo declaró el Gobierno.
Los insultos y descalificaciones solo confirman la prepotencia y carencia de sustancia para defender una tesis oficial.