Con sorpresa, por decir lo menos, he leído en un artículo del Dr. Rodrigo Borja que cuando murió el pintor inglés William Hogarth, en 1764, “el clero católico de Inglaterra, que no había perdonado sus penetrantes sátiras, se negó a darle sepultura en Westminster”. Esto es imposible por varias razones: a) Hogarth no era católico, sino deísta, nadie habría pretendido sepultarlo en una iglesia católica; b) en 1764 el clero católico carecía de capacidad de influencia por las leyes persecutorias impuestas por el gobierno inglés, recién en 1782 fue aceptada de manera oficial la presencia de obispos católicos; c) la catedral de Westminster se consagró en 1910, en 1774 no existía.