La decisión de Carondelet de recibir en nombre de todos los ecuatorianos al Presidente de Irán, no representa la opinión y decisión de muchos que podemos ser mayoría. No me explico cómo, por qué y qué futuro beneficioso puede recibir nuestro país como intercambio cultural, económico, de creencias o inclinaciones, que no sea mayoritariamente negativas dado el cínico irrespeto a los derechos humanos vigente en ese país donde es de conocimiento público la intolerancia a la existencia de un Estado ejemplo para muchos como Israel en áreas como la agrícola o la aeroespacial.
Negar la existencia del Holocausto en la Segunda Guerra Mundial, donde existen testimonios vivos de la masacre, humillación y muerte de millones de seres, está fuera de la realidad, tal como viven los ciudadanos en Irán, oprimidos por su presidente y gobierno. Tan intolerante es su gobernante, que en pleno siglo XXI se castiga con la pena de muerte a aquellas personas con inclinación sexual diferente, las mujeres son discriminadas, reprimidas, vejadas por sus propios esposos llegando al extremo de castigarlas con la muerte por pecados carnales.
Es más, ha sido cuna de muchos terroristas que han asesinado a israelitas en Buenos Aires. ¿Cuándo veremos de Carondelet mejores “acercamientos” con otros países occidentales, que las relaciones sean enriquecedoras, sin desatar desafíos a los grandes ni menospreciar a los pequeños?, ¿cuándo veremos ecuanimidad, madurez y sanas intenciones. Quien con lobos se junta…