Después de tanta polémica, tenemos un aeropuerto elegante, confortable, moderno y funcional, con jardines hermosos. Su entorno es maravilloso. Cuando se decola o se aterriza, admiramos verdes montañas, hermosas praderas, el Cotopaxi en todo su esplendor. Quito es, sin duda, una preciosa ciudad española encumbrada en los Andes. Para llegar al aeropuerto, el I. Municipio de Quito construyó la Ruta Viva -se cortó la tierra- produciéndose taludes muy altos, que fueron revestidos con material prefabricado y esta difícil obra quedó terminada. Los alcaldes Moncayo, Barrera y Rodas han tomado la posta con mucho acierto.
El Ing. Gonzalo Sevilla Naranjo, profesional de prestigio internacional y exdirector del Plan Regulador de Quito, hace la siguiente observación: “Una obra de esta magnitud requiere de constante chequeo, seguimiento y mantenimiento, en caso contrario se convierte en una bomba de tiempo. La presencia de chilcas , kikuyo y hierbas malas gana terreno en los taludes, y pronto se convertirán en grandes matorrales con consecuencias nefastas porque pueden producirse derrumbes”. Esperemos que el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, acoja esta oportuna sugerencia, hecha con conocimiento de causa.