Entre la Pasión y la ética

La Semana Santa es el mejor momento para preparar el ambiente que debe darse en el país. Es hora de analizar todos los excesos cometidos durante la década anterior, donde la pasión política llevó a extremos de codicia a quienes pensaron que no podían ser tocados, y se confundió el tomar a cargo con ser dueños del encargo, es hora de descubrir la verdad, usando racionalidad en los actos que van a beneficio del país. Debe quedar buen ejemplo en las futuras generaciones. Las entidades de control tienen una gran tarea de depuración de todo el lastre encontrado con las acciones apasionadas que no se vistieron con la camiseta y el escudo del país.

La ética exige hacer a todos los ciudadanos partícipes de ella; profesores por una enseñanza universal, libre de partidismos; encargados de la salud, por velar que los medicamentos lleguen sin ser alterados y a tiempo a quienes los necesitan, primando la prioridad de cada paciente; Ejército y policía, por resguardar la seguridad pública dando confianza general; Poderes Ejecutivo, Judicial y Asamblea, mirando que el bien de todos esté sobre sus intereses, dando muestras de servicio y desterrando toda mezquindad.

Por último, que quienes están a cargo de limpiar los abusos cometidos políticamente, trabajen a fondo hasta que sus culpables sean juzgados de acuerdo a la ley y se logre recuperar todos los fondos dispuestos usando todos los medios que la ley permite.  

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