Primero me refiero al artículo del señor Fernando Tinajero publicado en Diario EL COMERCIO del día jueves 8 de marzo de 2018 (“para qué ps, patrón…”) en el cual se ilustra de manera muy didáctica el valor de la palabra hablada antes que la constancia escrita. Esto a propósito de la candidatura de nuestra canciller para presidir la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, ONU, ante la cual Honduras, reivindicando un trato anterior, se opone y reclama para sí el derecho a su candidatura; pues, a decir de lo que han “hablado” y se ha cumplido, Honduras dio su voto para que un ecuatoriano integre la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por lo que pide la reciprocidad acordada.
La respuesta del Ecuador ofende el pudor nacional: hicimos el acuerdo pero no hay nada escrito. De ahí el valor y el mensaje del artículo citado al inicio. La palabra dada, cuando viene de una parte digna, noble, honesta y transparente, no necesita que esté “escrita”. Se cumple y punto. A esta vergüenza en el concierto internacional, se suma otra: casi todo el mundo, como coloquialmente se dice, ha condenado el desastre del gobierno venezolano, excepto Cuba Ecuador, Bolivia y Nicaragua.
Sin embargo, en una actitud incomprensible, se lanza una candidatura que por lo dicho, está condenada a fracasar, ya que de seguro lo que obtendrá serán los votos de los contadísimos países “progresistas” del Siglo 21: Venezuela, Bolivia y Nicaragua, ¡Qué vergüenza…! Y, para eso, se dilapida dinero en giras internacionales promocionando la candidatura y su fracaso anunciado. Se impone un cambio urgente en la Cancillería.