Mensaje Navideño

Es hora de que las palabras amor, paz, perdón, justicia, fe, que afloran en estas fechas las interioricemos, las meditemos y principalmente las pongamos en práctica a todo nivel.

¿De qué amor al prójimo hablamos? Si lo recursos naturales y económicos fueron tan disminuidos. Las consecuencias las estamos viviendo en la salud, la educación, el trabajo. ¿Cómo puede ser que no existan medicamentos para enfermedades críticas, que las calles estén llenas de desocupados que para sobrevivir se inventan labores a veces denigrantes y eso por no mendigar? Los jubilados esperamos el mes para recibir el salario con el temor de que sea el último.

¿Qué paz puede existir? Si no se transita con seguridad; la excesiva migración, la delincuencia, los asaltos, el sicariato, el femicidio, la falta de respeto son el pan de cada día. Al perdón hay que entenderlo bien, no habrá perdón para quienes tanto daño ocasionaron convirtiéndose en poco tiempo en “nuevos ricos” y como el dinero no fue ganado con el sudor de su frente lo despilfarraron; ¿habrá cómo perdonar la corrupción, las coimas, los diezmos, la prepotencia, la falta de libertad?

La justicia: ¿será justo que mientras unos esperamos con ansiedad el reducido sobresueldo para tratar de nivelar nuestras economías “los privados de libertad”, “los prófugos de la justicia”, “los corruptos” reciban aguinaldos muy jugosos sin hacer nada. La fe es lo único que nos queda, confiemos en quienes nos gobiernan, parece gente de buena voluntad aunque no determinantes.

Estas últimas medidas económicas nos afectan, ojalá sea para nivelar “la mesa vacía y no servida” que heredamos ¡Felices Pascuas!

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