Ha causado extrañeza y desconcierto en los fieles católicos la información de que para un distinguido ministro de la Iglesia “las teorías de Carlos Marx y de la Iglesia Católica tienen mucho en común…”
Si bien se trata de un criterio respetable, amerita traer a la memoria lo siguiente:
Carlos Marx afirma: “El hombre es el ser supremo para el hombre”, “La lucha de clases es el motor de la historia”, “Los comunistas no predican ninguna moral”, “La religión es el opio de los pueblos”, “El régimen de producción de la vida material condiciona todo el proceso de la vida social, política y espiritual”, “El mundo de lo espiritual, no es más que una superestructura de la materia”. Vladimir Lenin dice: “La base filosófica del marxismo es el materialismo dialéctico que es absolutamente ateo y resueltamente hostil a toda religión”. El marxismo-leninismo dogmatiza que “Todo es producto de la materia”.
En cambio, la Iglesia Católica nos enseña que Dios, sujeto de la ciencia teológica y causa eficiente primera, es el único que crea sin tomar nada fuera de sí. El hombre fabrica, elabora, produce con lo ya existente creado por Dios. En cuanto a la moral, el catolicismo predica los más altos valores. La justicia social y el humanismo cristiano se basan en el Amor y no en el odio de clases que pregona el marxismo. El hombre, creado por Dios, es un ser espiritual y trascendente, tiene sentimientos, valores y aspiraciones, por tanto, no es un simple “montón de materia” condenado a…la nada.
¡Las teorías de Carlos Marx y las enseñanzas de la Iglesia Católica no tienen nada en común! Recordemos, adicionalmente, que el Papa Francisco ha manifestado en forma contundente: ¡“Nunca compartí la ideología marxista porque es falsa”!, y Clodovis Boff, uno de los fundadores de la llamada “Teología de la Liberación”, de inspiración marxista, ha dicho: “La Teología de la Liberación prescribió”.