Querido amigo, vengo con toda humildad a contarle algo que conocemos, pero quizás subestimamos; usted y yo podemos vivir en un Ecuador rico, como lo leyó, ¡rico! Usted y yo sabemos de memoria que del Carchi al Macará fuimos bendecidos con maravillas naturales ¿verdad? Pero, aun así, usted y yo vemos mucha pobreza en el país. ¿Por qué? Si bien los recursos nos favorecen el problema somos usted y yo. Sí, compartimos este problema común entre muchos latinos, somos usted y yo que normalizamos nuestra “viveza criolla”, que aplaudimos al “vivo”, que queremos todo regalado, que creemos en “salvadores de la patria”, que votamos por ellos, que sentimos pereza de levantarnos temprano para trabajar y estudiar a conciencia. Tengamos asco del “vivísimo” y del vago, miremos con repulsión al trago, al tabaco y a las drogas. Basta de echarle la culpa a otros, basta de quejarnos, somos en gran parte resultado de nuestras propias decisiones para bien o para mal. Nuestros políticos son malos, especialmente estos 16, pero son reflejo de nuestra sociedad. Debemos exigir más de nosotros mismos y menos de los demás. Lo bueno empieza por uno, pero es contagioso y se vuelve colectivo. Si nos capacitamos, generamos ideas y trabajamos en ellas respetando al prójimo, podemos ser ricos usted y yo.