Según el abogado de la familia Mazoyer, los accionistas de lo que fue la Clínica Pichincha y constaban en el cuadro de llamadas formaban parte de un complot criminal. Estas declaraciones surgen luego de las abrumadoras muestras de aprecio y solidaridad que ha recibido el Dr. Carlos López por parte de la opinión pública, a quien lo sentenciaron no por mala práctica sino por no atender a la paciente. ¡Extraño, no! Condenaron a quien atendió a la paciente por no atenderla. También sostiene que debió operar el cirujano torácico. Veamos: el proyectil entró por el tórax y se alojó en la pelvis, destrozando hígado e intestinos, entonces era correcto que operara el cirujano general, mientras ubicaban al cirujano torácico. En los centros de trauma norteamericanos quienes atienden a las víctimas de trauma son los cirujanos generales. Hablando de expertos, todavía recuerdo al abogado acusador en televisión blandiendo una radiografía de tórax al revés y opinando sobre lo obvio que era el diagnóstico de la paciente. ¿No es un crimen acusar a un inocente? Debería serlo. Francisco de Quevedo sostuvo alguna vez: “Donde hay poca justicia es un peligro tener razón”.