Para quienes circulamos por el caótico tráfico de las calles del norte de la ciudad, hay momentos que rompen la rutina y el tedio del lento avance pero no son momentos agradables o de entretenimiento, son situaciones desagradables pues los conductores somos tomados por asalto no solo por vendedores ambulantes que de alguna manera son una alternativa barata de abastecimiento, sino por personas que tratan de ganarse algunos centavos limpiando los parabrisas, escupiendo fuego, haciendo malos malabarismos etc.
Hemos visto cómo el número de limpiadores de parabrisas por ejemplo, ha ido aumentando en los últimos meses lo cual merece algunas reflexiones pues por un lado está el aspecto humano y por otro no menos importante, la libertad de circulación y de decisión de los conductores.
¿Cuál será el nivel de desempleo y la calamitosa situación de los lugares de origen de estos ciudadanos para que hayan emigrado a la capital con la única expectativa de ganarse unos centavos con esta actividad? ¿Dónde está el estado y las organizaciones sociales que se hacen de la vista gorda ante estas prácticas?
Si bien es cierto la libertad de acción y la decisión de ganarse honradamente unos centavos no debería ser coartada, también es cierto que esa libertad tiene un límite y es cuando incomoda, a los miles de conductores estresados y tensionados.
En muchos casos, no solo en el mío personal sino de muchas personas que coinciden con esta inquietud, la parada en un semáforo es sinónimo de inquietud, sentimiento de culpa, tensión y en algunos casos hasta disgustos.
Quizás lo más perverso es ver cómo algunos padres o madres utilizan niños en brazos con el único afán de provocar lástima y sentimientos de culpa exponiendo a esas criaturas al tráfico, sol, agua, contaminación, accidentes etc. Pero sobre todo acostumbrar a los niños a ese modo de vida. ¿Dónde está la protección que debe el estado y los gobiernos seccionales a los menores de edad? ¿Por qué a vista de las autoridades y agentes del orden se sigue utilizando niños en las calles?
Muchas veces quienes limpian los parabrisas especialmente, tienen una actitud agresiva y quieren imponer el servicio a pesar de la negativa de quienes o no quieren o no tienen para pagar el servicio. He sido víctima de improperios y actos de vandalismo por no aceptar el servicio.
Busquemos soluciones, no hay derecho a que a más del tedio del tráfico, crispemos las manos y nos sintamos amenazados en los semáforos.