Cómo puede ser posible que los ecuatorianos no nos podamos enfocar en la gravedad de lo que estamos viviendo con la pandemia del covid -19, por estar alertas a los infames robos que se suscitan a cada instante, y a todo nivel, en algunas dependencias del Estado?
Es que la desesperación de ciertos miembros de los gobiernos por robar y enriquecerse de golpe es tal, que no pueden medir el pesar inmenso que la gente experimenta al perder a sus seres queridos, al padecer la enfermedad y sus consecuencias.
No existe el menor respeto por lo ajeno, que tanto sacrificio costó adquirir; roban hasta a los pacientes que se encuentran en los hospitales. ¿A dónde hemos llegado con la corrupción? … no tenemos el menor escrúpulo en considerar la vida del otro, ni respetamos la condición por la que se esté atravesando.
¿En dónde quedaron las enseñanzas de nuestros padres, en dónde se encuentran las religiones cuyos principios no se aplican ni mínimamente?
¿Qué pasa seres humanos, el coronavirus nos ha puesto a temblar y sin embargo, no recapacitamos para analizarnos y conseguir una reforma interna personal, una catarsis que nos de algo de comprensión, de sabiduría para respetar el profundo dolor de nuestros semejantes?