Las dos actitudes y manifestaciones humanas son hermanas gemelas, hijas de la misma madre: exactamente iguales.
La pandemia del coronavirus ha servido para poner en evidencia los rincones más oscuros de algunas personas.
Las personas que habiendo llegado del extranjero, de países focos de la infección del coronavirus, sin ninguna precaución, realizan visitas a familiares, a amigos, asisten a fiestas, otras que organizan matrimonios, invitados que asisten a esos matrimonios como si fueran inalcanzables por la pandemia. Esos son prepotentes, y esa prepotencia los lleva a que, de manera irresponsable, se expongan a la contaminación y expongan a sus familiares.
Hay personas que se creen inalcanzables por las enfermedades, creen que por vivir en barrios privilegiados están protegidos, como si el privilegio concedido por el dinero fuera una barrera de protección.
La prepotencia no blinda a las personas de los contagios. Los exabruptos tampoco.