El ministro de Industrias y Productividad, Santiago León, hizo público el anhelo de lograr hasta el 2025 una inversión de 13 600 millones de dólares en ese sector dinámico de la economía. Señaló que la política industrial se planificó sobre la base de una plataforma de condiciones generadas por el Gobierno, a fin de potenciar al sector industrial y promover la creación de nuevas industrias. El ministro hizo referencia al Código Orgánico de la Producción, Comercio e Inversiones y a la Ley para las Asociaciones Público Privadas. Mencionó cinco columnas fundamentales atinentes a la política industrial: 1) Innovación; 2) Calidad; 3) Productividad; 4) Inversión; y, 5) Mercados. Como complemento a ese quinteto de pilares, hay políticas relacionadas con la creación de incentivos, el fomento del comercio exterior, la capacitación del talento humano y el financiamiento a los emprendimientos. En fin. Hacer realidad todo esto es fomentar el empleo y los puestos de trabajo; amén de generar más ingresos para el fisco, vía impuestos. A propósito, Walter Spurrier, en su artículo “Relanzamiento”, abogó por una política industrial para inversionistas nacionales e hizo hincapié que, según él, los proyectos deben ser privados. La alianza público-privada debe ser en base a objetivos claros, precisos y dinámicos. Ojalá que para avanzar en lo programado haya colaboración de instituciones públicas, especialmente de la Superintendencia de Compañías, Seguros y Valores, para que vigile y controle a las compañías privadas, sí; pero, sin abusar de sus facultades legales como las intervenciones que, en ciertos casos, se han convertido en instrumento de atosigamiento a la normal marcha de las actividades empresariales. Por ahí continúa en funciones cierto intendente regional experto en hostigar.