La gran crisis económica que está viviendo Ecuador no se origina solamente en el problema que representa el coronavirus y su terrible consecuencia como es la caída del precio del petróleo.
Quienes enfocan solamente en estos dos hechos, relacionados íntimamente uno con otro, dejan de lado las malas actuaciones de gobiernos anteriores.
Un gobierno, para ser exitoso, debe ser liderado por una persona que tenga talla de estadista. Los estadistas tienen características distintas, pero no de aquellas pomposas que pretenden tener los inmaduros o los resentidos sociales, no son los que se rodean de guardaespaldas ni los que alardean de “la majestad del poder”.
Los estadistas son los que planifican el rumbo del país para un futuro sin sobresaltos, los que crean las condiciones de progreso, prosperidad y desarrollo, son aquellos que piensan en las futuras generaciones y no aquellos que se encaprichan en las futuras elecciones.
Un estadista no se gasta todos los ahorros de un país y lo deja desprotegido para cualquier evento negativo, el estadista crea ese fondo de ahorro y lo incrementa para emergencias no previstas.
Más aún, si el estadista ha estudiado economía debería conocer de esta necesidad imperiosa.
Pero cuando los conocimientos sobre economía no son lo suficientemente sólidos, por más post grados que se exhiban, las crisis que aparecen al poco tiempo del gobierno de alguien que, aparentemente, estudió economía pone en evidencia la debilidad de sus conocimientos y la nula calidad de estadista del ex gobernante.
La crisis que hoy enfrenta el Ecuador es producto de un pésimo manejo económico del gobierno anterior, de las actividades conjuntas de una gran cantidad de novatos e improvisados, y, lo que más abunda es que se trata de una masa de dogmáticos, incapaces de hacer uso de su pensamiento sin la tutela de quien consideran su líder, que se limitó y se limita a alardear de una fidelidad incondicional propia de su escasa capacidad de razonamiento.
Son las acciones de ese grupo las que generaron un caldo de cultivo de catástrofe que hoy está agravado por la pandemia del coronavirus y sus consecuencias. Nadie niega la gravedad de la crisis causada por el coronavirus, pero sus efectos habrían sido menores si el gobierno pasado hubiera estado liderado por un estadista con buenos conocimientos de economía.