Últimamente se vienen detectando muchos casos de hipoacusia y otras afecciones auditivas, especialmente, entre los habitantes de las grandes ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca y algunas otras; alteraciones que, sin lugar a dudas, se han incrementado paulatinamente, debido al abuso de ruidos provocados por los pitos y altavoces de los automotores repartidores de productos. Caso concreto son los camiones repartidores de gas que, aparte de ensordecernos permanentemente con sus altisonantes pitos, se han inventado una cansina y repetitiva canción con la que nos mantienen perturbados y despiertos desde muy tempranas horas del día.
Conscientes de que obligación de las autoridades es velar por el bienestar de la ciudadanía, exigimos se reglamente este tipo de ruidos escandalosos, exhortando a estos expendedores a utilizar una forma menos dañina de promocionar sus productos, evitando así la contaminación auditiva, cuyas consecuencias en la salud son irreparables.