Roberto reside en Tumbaco tiene conocidos, familia, intereses y negocios en Quito, y acaba diciendo “ya no puedo ir, es una hora y media de ida y hora y media de vuelta en horas pico por cualquier vía”, “imposible, tengo que hacer vida acá y perder”. El exponencial crecimiento habitacional y comercial en los valles y la extensión hacia arriba en Quito está mostrando que no tener vías claras y decenas de tramitologías cotidianas en Quito es anacrónico.
Hoy con semejante presagio sobre los valles y su conectividad con Quito, la evidencia de la salvación que han sido los túneles de San Juan (ojo ya quedaron muy angostos) ante eso hoy vuelvo a sentar la necesidad de retomar lo que hace años antes que gane Barrera dije en programas de radio. Hay que hacer ya tres anchos túneles que conecten Quito con los valles, el primero perforado en la Gaspar de Villarroel o Naciones Unidas y atravesar el Metropolitano hasta la Simón Bolívar, el segundo en el Trébol Av. Pichincha hasta alguna parte de la calle Juan Bautista Aguirre y luego hacia Conocoto en el centro de la ciudad y el otro tendrá que analizarse donde en el sur de Quito hacia Amaguaña o Sangolquí.
Ahora es cuando vendrán las tuneladoras del metro, es cuando estamos a tiempo, si se pretendiera perforar los de San Juan habría enormes y serios problemas. Hay que imponer la experiencia y la razón a ese argumento anticaliforniano de ‘cuando se amplían vías se llenarán de inmediato’, en bicicleta y cables no se logrará la conectividad adecuada, el monstruo informe que pretenden en la plaza Argentina no es bueno, también habrá que reducir las pretensiones monopólicas del Concejo Provincial para eternizarse en el trabado peaje como feudo y la negación a la evidente problemática y la solución. Hay que empezar a cavar esos túneles ya, aunque sea a cucharadas.