El 3 de junio, Guatemala sufrió una de las más violentas arremetidas de la naturaleza en las últimas cuatro décadas: la erupción del volcán de Fuego que deja más de 100 muertos y unos 200 desaparecidos.
En Guatemala el monitoreo de los volcanes están a cargo del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), mientras que las alarmas las manejan la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred). A las 6:00 del fatídico día, el Insivumeh alertó a la Conred sobre la erupción con flujos piro clásticos en el volcán de Fuego. La Conred no emitió alerta, ni coordinó evacuación alguna de las comunidades cercanas al volcán. A las 11:00 la erupción tomaba desprevenida a la población.
El Congreso de Guatemala cuestiona a la Conred, quienes tendrían responsabilidad penal por negligencia, y como descargo indican “que las comunidades que viven cerca del volcán de Fuego, no atienden a las alertas de evacuación porque están acostumbradas a vivir en riesgo”.
La situación en Guatemala es idéntica a la del Ecuador, donde el IG-EPN monitorea a los volcanes, pero quién genera las alarmas es la Secretaría de Riesgos. ¿Podemos sacar lecciones y aprender de lo ocurrido en Guatemala? Presidente Lenín Moreno: ¡usted tiene la palabra!