Normalmente a través de nuestra historia los líderes políticos se han caracterizado por incumplir lo ofrecido en campaña, haciendo presente el eslogan “Ofrecer y ofrecer hasta vencer y después de haber vencido olvidar lo ofrecido”, defraudando así la esperanza de los electores que lo llevaron al poder.
En el caso actual, el Presidente electo ha sido medido en sus ofrecimientos, manteniendo la esperanza en sus electores de un Ecuador mejor, comenzando por un mejoramiento del combate al coronavirus, a la seguridad interna del país y a la educación superior. El Ecuador necesita implementar un plan de desarrollo a largo plazo comenzando por lo más básico.
Sinceramente creo que lo fundamental para el desarrollo de la sociedad nacional comienza por lo más elemental para todo ser humano siendo éste una alimentación nutritiva en base al hierro para asegurar la vida, el crecimiento de las neuronas, las células de la inteligencia, incrementando su índice para así, habilitar al ser humano para captar la educación que lo eleve en el medio, para hacer frente a los diferentes desafíos que se le presenten en la vida. Para ello la educación debe dotar al ser humano de capacidad técnica y científica y además fortalecer los valores morales, éticos y cívicos que deben nacer en el hogar y ser inducidos con el ejemplo de los padres de familia y cultivados por los profesores durante la vida estudiantil. No olvidar que estamos obligados a competir y triunfar en el mundo que nos rodea, para asegurar un futuro para nuestros productos y asegurar el desarrollo del país en base a hechos ciertos, incrementando el auto estima que nos haga sentir orgullosos de ser ecuatorianos, aportando con un granito de arena para conseguir una vida mejor, más humana de todos los que habitan en el país, para así, con orgullo, poder decir en voz alta: “Viva el Ecuador”.