Los nuevos escenarios que a partir del 11 de abril vive el Ecuador marcan sin lugar a duda un hecho histórico en la democracia y constitucionalidad del país. Ecuador le dijo no al estado de terror y persecución que por al menos 10 años vivimos quienes no faenábamos jugosos contratos, quienes denunciábamos la corrupción y quienes a través de los medios de comunicación pensábamos distinto.
Colaborativa y decidora fueron las puestas en escena de quien en vida fue, y a quien el candidato perdedor le dejó a partir de los inicios de la segunda vuelta a un ladito para verse más bonito. Pero las palabras de odio ya estaban destiladas, fue muy tarde. Y quién pareciera era la cabeza desde el “exilio” daría fuerza e impulso al candidato desconocido y un poco inepto, terminó hundiéndolo y enterrando de por vida al socialismo del siglo XXI en el país. Gran favor le merecemos.
Ahora, muy a pesar de las grandilocuentes palabras del perdedor, pregonando altivamente la infalible derrota, requiere la atención del nuevo Presidente Constitucional, solicitando se termine el estado de “persecución política” que tanto daño a hecho a muchas familias, según él.
Por su puesto, mi señor Arauz, tanto daño se ha hecho al país, porque donde mucho se roba no alcanza para dar dignidad a los pobres, no les importó nada, solo el beneficio propio y de los “nuevos ricos” que hoy claman paz cuando la guerra la desataron ustedes sembrando odio y división en un país con gente maravillosa, desde que llegaron al poder.