Cuándo se trata de juzgar a los demás existen muchos comedidos contribuyendo a la “masacre” a diferencia de cuando se pide ayuda… el silencio es abrumante¡¡ todos opinan y resultan ser perfectos… ¿les cuento algo? No existen ni hombres ni mujeres perfectos, tenemos errores, virtudes, aciertos y desaciertos, si en vez de hablar, usar y herir, supiéramos edificar, amar y construir… tendríamos una realidad diferente.
Un título no otorga carta abierta para humillar, aprovecharse de los demás o creerse superior, la inteligencia no viene enmarcada en un cartón, la nobleza no depende del apellido o la cuenta bancaria, la humanidad se demuestra con hechos no rezando, equivocarse está permitido, hacer daño… ¡no!, la corrupción solo anida en las almas negras y de moral inferior, nunca encasillen al pobre como ladrón y al rico como “negociante”, según esa triste lógica el rico roba porque tiene oportunidad y no es castigado y el pobre roba por maldad y va a la cárcel, ninguno tiene justificación, los dos merecen ser condenados, no hay pretexto para robar.
No confundamos solidaridad con una lástima egocéntrica… para ser buena persona no es necesario tomarse fotos y alardear, no es apropiado exponer el dolor de otro ser para recibir elogios, si quiere ayudar… ¡ayude en silencio! y sea prudente, la vida le devolverá en bendiciones sus actos.
Se roba dinero, bienes y posesiones… Pero nunca amor, todos corren tras el poder, la fama y la fortuna y pocos detrás de los sentimientos sinceros, hoy por hoy acostumbramos a ponerle precio a todo y no vemos el valor real a nada, abundan los santos y lo que necesitamos son seres honrados.