Los conflictos mundiales asechan a la paz en el mundo, las realidades han cambiado y existe una gran cantidad de luchas, unas religiosas, otras por libertad, sin embargo, también existen aquellas que provienen del capricho. Sufrimos una disconformidad que afecta a la sociedad permanentemente, en vista de que los conflictos no han disminuido, sino que continúan aumentando.
La economía se ve en peligro cada vez que ocurren guerras o conflictos violentos. Los negocios se ven obligados a permanecer cerrados a fin de que prevalezca su seguridad e integridad física. Por lo tanto, la economía disminuye y además hay poca productividad industrial.
Es como una telenovela, la ciudadanía se ve dividida, unos han defendido los conflictos, otros quieren que se haga justicia, y el resto, repudia cualquier tipo de violencia. De tal manera, esto ha generado una fragmentación de creencias sociales dentro de los continentes que se han visto afectados. Es ahora cuando nuestro pueblo se encuentra dentro de una batalla que envuelve diferencias sociales y de clases, ocasionando mucho odio hacia los que piensan distinto.
La política, por un lado, siempre saldrá perjudicada, muchas veces son los culpables de lo que ocurre, y en otros casos, el pueblo simplemente los culpa por el hecho de ser políticos y tener al país en sus manos. Muchos gobiernos atentan contra la seguridad de los ciudadanos o existe una falta de fuerza contra aquellos que quieren afectar a los trabajadores o a los no protestantes.