El presidente electo, como empresario, conoce que el control interno es el mejor medio para prevenir la corrupción y lograr los objetivos con ética, eficiencia, transparencia y cuidado del ambiente. El primer principio del control interno es la ética, que promueve el cumplimiento espontáneo de las normativas, políticas y procedimientos, con el ejemplo de las autoridades. A partir del clima ético, las máximas autoridades deben implementar los siguientes principios: Gestión del talento humano transparente que asegure el ingreso y permanencia de los servidores más honestos y competentes, cuyos concursos públicos evitan que se conformen asociaciones para delinquir, cuya práctica no debe repetirse; una estructura organizativa ágil, basada en procesos y el uso de tecnología para producir bienes y servicios de calidad y bajos costos; la evaluación de los riesgos al fraude, como la contratación pública, para implementar controles que los mitiguen; la transparencia para facilitar el control social; las evaluaciones internas y externas del control interno, cuyos resultados serán parte de la rendición anual de cuentas.
Implementar el control interno de la Función Ejecutiva es una responsabilidad del presidente de la República, y estoy seguro que logrará con su conocimiento y liderazgo.