1. Una traducción lo es desde la lengua original del texto a la del lector. En el caso de la Biblia de Alfonso X se trata de una traducción del texto latino de San Jerónimo al castellano. La primera al castellano del texto bíblico, que sirvió para la traducción al latín de San Jerónimo, es la realizada por Casiodoro de Reina. La Biblia de Alba, al igual que otras, es una traducción de una parte, en este caso del Antiguo Testamento.
2. Lo prohibido no lo es sólo por las leyes. El riesgo prohíbe y limita más que la declaración jurídica. Sobre Nicolás de Lyra tan solo indicar que es un exégeta (comentarista) pero no un traductor de la biblia. Es más, sus comentarios están escritos en latín (al igual que La Vulgata de San Jerónimo, primera traducción a una lengua vernácula, el latín vulgar, si se desea).
3. Sobre la corrupción de la Iglesia, la frase no es del autor sino de Casiodoro de Reina. Pero el mal de muchos solo suele ser consuelo de tontos.