No basta con negar

No, señoras y señores corruptos. No basta. Ante la evidencia de actos de corrupción y atentados a la ética que los involucra, no se puede seguir exponiendo los mismos argumentos y el mismo libreto que sugiere su capataz:

“Es una infamia contra mi buen nombre”. “Es el odio hacia todos nosotros”. “Es una estrategia de desprestigio de la oposición”. “Juro que nunca en mi vida he pedido un centavo para mí”. “Hay temas más importantes que interesan al país” etc.

No, señoras y señores corruptos. No se puede negar la evidencia, es un insulto a la inteligencia de la ciudadanía que se merece más respeto. ¿No se dan cuenta de que no existe tal estrategia opositora? Son sus mismos compañeros de partido quienes denuncian sus faltas. ¿Se puede ser más torpe?

Tampoco son argumentos de descargo el enunciar “los procedimientos investigativos que deberán establecer las responsabilidades correspondientes”. ¡Qué gran descubrimiento, por Dios! Todos sabemos que llegado a esto se cuestionarán los informes, se declararán perseguidos políticos y víctimas de un linchamiento mediático.

Hasta la gestualidad los traiciona. Una persona honesta, que se siente difamada y por lo mismo herida profundamente, se rebela con indignación y coraje. Una vez acusada de una falta, primero renuncia a su cargo -cualquiera que este sea- para luego defender su buen nombre como cualquier ciudadano de a pie, sin influencias sospechosas y nefastas en las cortes de justicia. No se presenta ante las cámaras con una sonrisita sarcástica como diciendo: “Atrévete a dudar de mi palabra; no ves que soy intocable”.  

Suplementos digitales