En la administración pública ecuatoriana, ciertos delegatarios estatales enigmáticamente estilan su trabajo a través de un popular software de cálculo. Se cree que con la acumulación de fechas, nombres, números, asuntos y otras estandarizaciones se hace más patria; sin embargo, nada más lejos de la realidad, considerando que el criterio de urgencia sobre el de importancia desemboca en una acumulación poco productiva de fichas, relativa al tronco de cualquier Estado. No es difícil acumular datos, ni tampoco contabilizar fechas, días, personal, pero ¿acaso aquellas reseñas explican?, ¿aporta al acervo de la pesquisa histórica?
Todo indica que se ha hecho un famélico socorro al común. Los datos engorrosos en libros de datos infranqueables, apilados por magnos funcionarios sirven para cumplir las disposiciones perentorias, respecto al acoplamiento momentáneo y yacen con suerte en algún servidor con acceso restringido, o en la unidad de disco duro de algún equipo de propiedad de todos, pero accesible, a nadie.