La política internacional debe ser una política de Estado. Los gobiernos de turno deben seguir lineamientos estructurales, razonablemente flexibles hacia la dinámica del mundo por supuesto. Desde Cancillería se ha dicho que la cumbre de las Américas debe “…albergar a todos sus miembros para discutir, disentir…encontrar una solución pacífica a través del diálogo…”, deseando la presencia del dictador venezolano en tal evento.
Canción un tanto conocida, en tanto hace tiempo una legisladora dijo que la lapidación de mujeres en un país de Medio Oriente debe respetarse porque corresponde a un esquema cultural y soberano. Según ese criterio, en Venezuela: los presos políticos, el éxodo, la hambruna, la imposibilidad de ingreso de medicamentos y alimentos, son situaciones “soberanas”, y la diáspora de refugiados hacia países vecinos es un modelo de turismo. Es urgente el reemplazo de ideologías por el sentido común, el desarrollo de la institucionalidad y las buenas intenciones.