El 20 de abril, se cumplieron 113 años del “Prodigio de la Dolorosa del Colegio San Gabriel de Quito”. Esa noche en el comedor de la Institución ubicada en el Centro Histórico , una vieja litografía que representa a la “virgen”, abrió y cerró sus ojos ante 33 internos alumnos de todas las provincias y profesores del colegio, por un lapso de 15 segundos. Ese año -1906– también abrió sus puertas el “Banco del Pichincha” y salió a la luz la primera edición de “El Comercio”.
Con motivo del Centenario -en el 2006- el cuadro del prodigio inició un periplo por el país, llegando hasta San Cristóbal. Se publicaron las “Memorias de los 100 años transcurridos” y se edificó uno de los monumentos religiosos más altos del mundo: la Capilla de la Dolorosa del Colegio, en Cruz Loma, a 4 000 metros de altura, junto a la estación del Teleférico.
Sirva esta nota para recordar y homenajear a los mentores y ejecutores de estas obras, y que ya se encuentran en el Seno de la Madre: Jorge Acosta Velasco S.J.(+), José Rivas de Reina S.J. (+), Ing. Carlos López, constructor (+), Ing. Fernando Merino (+), Ing. Luis Landázuri y Dr. Vladimir Basabe, miembros de la Fundación Dolorosa del Colegio San Gabriel que me honro en presidir.