La Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales consagran a la Seguridad Social como un derecho, sin embargo la mayor parte de la población mundial no tiene acceso a una cobertura de la Seguridad Social que la proteja de la enfermedad, vejez, discapacidad y accidentes laborales, manifiesta en su obra de “Seguridad Social y Sociedad Democrática” el Dr. Marco Proaño Maya. La OIT define a la Seguridad Social como la protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante una serie de medidas públicas, contra las privaciones económicas y sociales para evitar la desaparición o reducción de ingresos por enfermedades, desempleo, invalidez, vejez y muerte, así como la protección de asistencia médica y ayuda a familias con hijos. El ingreso de más de dos millones de personas a la seguridad social sin estudios ni financiamiento de ninguna clase es un acto irresponsable, negar la jubilación a personas de edad avanzada, con enfermedades terminales o catastróficas es una insensatez.
Es obligación del Estado entregar protección frente a las contingencias humanas, no se puede jugar con la dignidad y necesidades haciendo reformas temerarias en la Seguridad Social, es un acto irresponsable que merece ser cuestionado por inequitativo y tramposo que impide proteger a la población en el tiempo de contingencias adversas a la condición de seres humanos y atender sus urgencias vitales, sin humillar ni ofender a ninguna persona por su edad, condición social, económica, política o religiosa. Los jóvenes de hoy serán viejos mañana sobre los que recae la responsabilidad al no haber sabido defender la Seguridad Social .