En El Comercio del 18 de noviembre constan las respuestas del BCE a 12 preguntas frecuentes sobre pagos electrónicos. Realmente no hay razonamientos sólidos y por tanto los argumentos para justificar la propuesta son débiles. Resalto uno que me parece de lo más flojo: a la pregunta de qué estudios hizo el BCE para hacer su propuesta de cobrar por retiros en efectivo responde que “al BCE le cuesta 12 millones al año poner los billetes a disposición del público”. Se estima que la población del Ecuador es de 16 millones, de modo que el costo es de aproximadamente 75 centavos por persona por año. Realmente no parece un costo elevado para este servicio absolutamente imprescindible. No se ha dicho cuál es el costo de las transacciones electrónicas, pero el propio BCE reconoce, al responder la pregunta 8 que “si no bajan los costos no vamos a poder impulsar más los medios de pago electrónicos”. Es decir que no hay un ahorro ni una ventaja económica, quién sabe si hasta llegue a costar más, pero se quiere de manera absurda cobrar a la gente por retirar su propio dinero.
El uso de medios electrónicos de pago se irá generalizando de manera natural y no hace falta que se lo quiera forzar con medidas punitivas. A más del inaceptable recargo, esto conlleva molestias e incomodidades que no tienen justificación alguna y que no hay razón de imponerlas a la población. Esperemos que primen la lógica y el sentido común y no se apruebe esta absurda y desatinada propuesta.