He escuchado con estupefacción las declaraciones de la Sra. Aguiñaga sobre el concepto de la CIDH, con respecto al pronunciamiento de esta institución sobre la prisión de la Sra. Paola Pabón, del Sr. Virgilio Hernández y el Sr. González.
Realmente creí que la capacidad de justificar actitudes ya había tocado fondo en Ecuador, que ya no habría nada que pudiera sorprender, pero claro aparece ahora una de las incoherencias más escandalosas que pueda pronunciar un político. Coincidencialmente se da en las filas de los seguidores del Sr. Rafael Correa y justamente para justificar un concepto que antes sostuvieron públicamente, tanto el Sr. Correa como sus acérrimos seguidores, sobre la CIDH.
Jamás en la vida los ecuatorianos hubiéramos imaginado que luego de llamar a la CIDH “recolectora de basura”, de descalificarla en los peores términos, hoy alguien pueda acoger un pronunciamiento de este organismo, y, lo que es peor decir que “los políticos, al calor de las circunstancias cometen errores, se equivocan”.