Gran frase y muy significativa del flamante presidente ecuatoriano, Lic. Lenín Moreno Garcés. Deberíamos sentirla y hacerla nuestra todos los ecuatorianos, en todo momento y en todo lugar.
El sentido positivo de esta declaración así lo determina.
Ya no hay tiempo ni espacio para divagaciones doctrinarias, experimentaciones peligrosas y devaneos ideológicos extravagantes en el país.
Es hora de sacudirse de dogmas y apartar de nuestra conciencia política viejos membretes como “derecha”, “izquierda”, “centro” y sus “derivados”, que ya nada significan y que más bien nos dificultan mirar el cristalino cofre que contiene la única alternativa válida para la conquista del bienestar colectivo cuyo fundamento es la primacía absoluta del ser humano, como tal, sobre el sistema.
Expresiones de Lenín Moreno como “apertura”, “diálogo”, “consenso”, “libertad de expresión”, “objetivos nacionales”, “gobierno de la diversidad”, “estamos diseñados para cambiar”, “la verdad absoluta es inalcanzable”, “busquemos siempre la verdad, pero huyamos siempre de aquellos que creen haberla encontrado”, “ha concluido una etapa y empieza otra, desde hoy ha empezado el futuro”, y, sobre todo, “Reconciliación nacional” y “Unidad”, nos da esperanzas de que su mandato evolucionará sintonizado con las aspiraciones de la mayoría de la ciudadanía ecuatoriana. Ojalá que así sea.
En realidad, creo que llegó la hora de la unidad y gran consenso histórico en el Ecuador, donde todos nuestros líderes políticos, sindicales, empresariales, profesionales, maestros, estudiantes, indígenas, sociedad civil en general, dejando de lado sectarismos, prejuicios, intereses particulares y novelerías “teóricas” importadas, emprendamos de una vez por todas la búsqueda de una alternativa cualitativamente nueva, basada en nuestras propias realidades, que sea una auténtica síntesis que implique superación de toda clase de totalitarismos, “derechismos”, “izquierdismos”, ilusorios “centrismos”, “capitalismos”, “marxismos”, “populismos”, “caudillismos”, en aras del bien común.