El Dr. Ernesto Albán Gómez

Distinguido jurisconsulto, uno de los mejores constitucionalistas del país, intelectual, articulista, mi compañero y amigo. Estudiamos todo el bachillerato en el colegio “San Gabriel” – Promoción 1955-, cuando este prestigioso plantel funcionaba en la calle Benalcázar.

¡Ah! Tantos recuerdos: Yo, le molestaba señalándole como el mejor chiste de su padre, el inolvidable comediante Ernesto Albán.

También incursionábamos en la poesía, juntos hicimos un cuadernillo de poesía, que lo titulamos “Cuaderno del ocioso del 5º curso” imitando el Título de una obra literaria universal “Cuaderno del ocioso de Provenza”. El editorial lo hizo Ernesto, participábamos: Francisco Araujo Sánchez, Ernesto y yo. Eran versos juveniles, llenos de nostalgia y de ternura dedicados en su mayoría a las bellas vecinas del colegio “La Providencia”.

Un día, sentado en las gradas del colegio escribiendo en el cuadernillo, abierto, inmerso en esa sensación tibia y fragante, que es la palabra en verso, no había notado que el Padre Jorge Chacón S.J. orador sagrado, rector inaccesible, y profesor de literatura intransigente. Estaba a mi lado, observándome ya un buen rato. -¿Qué escribes Daniel ?-. Preguntó. Sabiendo de antemano la respuesta. –Versos, padre – dije. Chacón nada dijo, me quitó el cuadernillo y se lo llevó. Creí entonces que sería expulsado del colegio. Pero no; la siguiente clase de literatura, compartió con raro entusiasmo, con todo el curso nuestros poemas, y, miren que injusticia, tanto Ernesto, Francisco y yo, merecimos desde entonces un rotundo 20/20 en Literatura.

Estos recuerdos que comparto son mi homenaje al amigo.  

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