Expertos en cocina en múltiples ocasiones, con el objeto de preparar el plato más exquisito, han exagerado los aderezos, que han dado al traste, con el anhelado platillo.
Análogamente esto ha sucedido con la Justicia, al condenar a un distinguido e inocente profesional de la medicina, el doctor López, por no haber obrado el “milagro” de salvar a una dama, en estado agónico, como consecuencia de un vil ataque. Se olvidaron que el doctor López, no es taumaturgo.
Ya hace más de dos milenios, los romanos del Imperio, señalaron que súmmum jus, summa injuria. Es decir que, demasiada justicia, lleva a la injusticia. Parece contradictorio, incluso irónico, pero es la misma razón – aunque ramplona – por la cual, el exceso de aderezos, daña la comida.
Quienes condenaron al distinguido galeno, o ignoran, o no quisieron seguir la norma romano cristiana: fiat iusticia etsi ruat caelum. Hágase justicia, aunque se hunda el firmamento.