Las “dictaduras democráticas”
Leandro Rodríguez Linárez
¿Es posible que una dictadura llegue al poder sin golpe de Estado violento y sangriento? Por supuesto que sí, existen en la historia decenas de ejemplos, obviamente, sus protagonistas nunca fueron demócratas, se escudaron en la democracia para ostentar el poder, así operativizar su macabro plan.
Son muy fáciles de identificar, buscan cambiar todo el andamiaje jurídico e institucional tras la imposición de leyes o, incluso, con la fórmula aplicada en el siglo XXI, a través de pretendidas constituyentes que ocultamente pretenden consolidar modelos/sistemas que le permitan atornillarse en el poder controlando absolutamente las instituciones del Estado.
Latinoamérica es cuna de esta revolución que, como toda revolución en la historia política de la humanidad, empeora todo lo que encuentra, logrando únicamente mejorar la calidad de vida de sus protagonistas. El siglo XXI en esta región comenzó con la Venezuela de Hugo Chávez, una oda al centralismo, a la estatificación, al clientelismo, al pernicioso Estado paternalista, donde los gobiernos ordenan a las personas hasta lo que deben comer.
Muy lastimosamente, este sistema de grandes retrocesos, con los gobiernos de Cuba como mentor ideológico y el de Venezuela como financista, infectaron a la región con la calcomanía del socialismo, en algunas naciones más gravemente que en otras. Es decir, en Bolivia y en Ecuador se utilizaron los petrodólares venezolanos para inversiones que coadyuvaron a sus respectivas economías, el comunismo oculto en la doctrina del socialismo del siglo XXI no hizo tanta mella en lo económico; sin embargo, fue epicentro de una corrupción de la que aún se desconocen cifras reales.
De este lúgubre modo surgieron los gobiernos de Lula, los Kirchner, Evo, Correa, Rousseff, entre otros. La característica transversal en estos fue la corrupción desbordada, escudada en la desinstitucionalización.
Los casos de Odebrecht, Panamá Papers y, el más reciente, Pandora Papers, son pequeños ápices de la corrupción entre estos regímenes, donde se pagaban y daban vuelto a su antojo malbaratando los recursos que pertenecían a los habitantes de esas naciones: Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador, Brasil, entre otros países, sumergidos en pobreza, no por falta de recursos sino por pésima conducción y corrupción.
El mundo no está a salvo, Europa también fue víctima de estas nuevas “dictaduras democráticas”. España con “Podemos” es el mejor ejemplo para demostrar hasta donde son capaces de llegar los protagonistas del denominado “nuevo orden”, que no es más que vulgares dictaduras disfrazadas de democracia.
Perjuicios al proyecto Coca Codo Sincalir
Iván Escobar Cisneros
EL COMERCIO, en la edición del 17 de noviembre, pone en conocimiento del público, un nuevo tema importante que directamente podría afectar a las finanzas públicas del país, en esta vez respecto al “lucro cesante” y “daño emergente”, ocasionados por la obligada suspensión de las operaciones de la central hidroeléctrica, durante varios meses, por daños en su construcción.
Lo primero se refiere a la inviabilidad del suministro de energía eléctrica al mercado nacional, por las reparaciones a las que estuvo sometida por la intervención de la Contraloría General, al haberse identificado más de 7.600 fallas en los distribuidores, antes de que la central entre en operación, lo cual obviamente debía ser detectado por la empresa fiscalizadora.
El otro perjuicio se deriva de la importación de energía desde Colombia para abastecer la demanda interna, durante el tiempo que estuvo paralizada, con lo cual la afectación económica ascendería a USD 4 millones por lucro cesante y USD 3 millones adicionales por daño emergente; esto es, por la “ganancia o beneficio que se ha dejado de percibir por responsabilidad de un tercero”; y, por daño “culposo” derivado de la insuficiencia de oferta local, conforme la relación que hace Guillermo Cabanellas en su Diccionario Jurídico.
La pregunta del millón. ¿Quién va a cubrir estas afectaciones financieras? ¿La empresa constructora o la empresa fiscalizadora?. El Procurador General del Estado tiene la respuesta.
Necesaria evaluación
José Manuel Aguilar Reyes
“Errar es humano. Ocultar los errores es imperdonable. No aprender de ellos no tiene justificación” (Sir Liam Donaldson). Creo que esta máxima cae como anillo al dedo al largo, penoso, lastimero, corrupto y desconcertante capítulo del covid-19 en nuestro país, Ecuador que, como cualquier país del orbe, hemos sufrido y continuamos sufriendo las consecuencias de errores en secuencia, dejados por esta incontenible pandemia. Desde que se inició la pandemia, no tengo conocimiento que se haya realizado una razonable evaluación del problema sanitario por parte del gobierno de turno, con intervención de expertos independientes imparciales, que debieron redirigir el proceso y mejorar la respuesta sanitaria, deteniendo la ola de fallecidos y las consecuencias sociales, de las cuales lamentablemente tenemos en la mente, episodios que nunca debieron ocurrir; en especial, en la ciudad de Guayaquil, y que mancillan aún nuestro diario trajinar, pues es imposible olvidarlos. Recuerdo algunas razones conocidas que prevalecieron en ese tiempo oscuro: la falta de preparación, la poca consideración presupuestaria y política que tiene la salud publica en mi país, históricamente infradotada, que a la postre, no detectó el problema hasta que la epidemia estaba descontrolada. Tal como ocurrió en muchos países latinoamericanos y aún europeos, ocasionando el retraso en la toma de decisiones, apareciendo problemas de coordinación desde la planta central hasta las zonas vulnerables, demorando por ende la armonización de criterios y decisiones, que debieron detener los efectos de la pandemia.
Luego, con el cambio de conducción política, el panorama mejoró, pues al tomar al “toro por los cuernos” el nuevo gobierno enfrentó con mucha valentía y limitados recursos la campaña de vacunación, aún en proceso y que es la postre, la fundamental medida, que unida a otras, podría detener el avance de la pandemia.
Pero lo cierto es que los efectos de la vacunación se han estancado en un 60% (cifra muy valorada), debido a muchos factores, sobresaliendo la renuencia a la vacuna de un significativo segmento poblacional, que impide llegar a la inmunidad de rebaño, estrategia válida, que debe tender el sistema sanitario ecuatoriano.
En esta parte del esquema, planteo, no al gobierno, sino a las corrientes científicas de mi país, en especial, los colegios profesionales de médicos humanos, farmacéuticos, microbiólogos, biólogos, sanitaristas, no debiendo faltar piezas claves de este enredo sanitario, los veterinarios, que unidos a delegados de las universidades, realicen la solicitada evaluación, muy a tiempo, para detener las consecuencias de la tercera ola que seguro nos visitara.
¿Y si me equivoco?
Sira Vives
Gran parte de los jóvenes cuando acaban el bachillerato entran directamente a la universidad. Pero, ¿cuántos de estos tienen claro y saben que están empezando la carrera de su vida, a la que dedicarán esfuerzos y muchas horas y la que les permitirá hacerse un sitio en el sector laboral? Quizás la mitad, pero tengo dudas. Hay una fuerte presión para los jóvenes menores de edad a decidir, con una fecha límite, qué quieren hacer con su futuro. Y no, no es una exageración. Hoy en día parece que los jóvenes tienen que empezar una carrera al terminar el bachillerato para hacerse valer. Y, además, no se pueden equivocar a la hora de escoger cuál quieren hacer. ¿Por qué está mal visto equivocarse?
¿Por qué tenemos que tener clara cuál es nuestra vocación o a qué nos tenemos que dedicar el resto de nuestra vida cuando tenemos solo diecisiete años? La vida es muy larga y se debe vivir el momento. Pero cada cosa a su paso. Y cada persona a su sitio y cuando sea su momento.