¿Para quienes votamos?
Vicente Medina de la Bastida
Hay dos maneras de vivir la vida: Una como si nada es un milagro, la otra es como si todo es un milagro – A. Einstein. ¿Si no removemos nuestro sentir patriota? Solo nos queda echar una moneda al aire y esperar el milagro; como hizo el sacristán: “las limosnas que se quedan arriba, son de Dios, y las que regresan al suelo son mías”. El momento justo, es el momento justo para todas las cosas, nada es al azar, ni cuando la picazón se ha presentado. Lo mediático ahora, las preguntas, que como un polvorín y a sugerencias de los que saben, más, de los que no saben; entre ellos, el pueblo, “que lo toman como borrego”, y servil en cualquier gobierno, alcaldía, prefectura; o, de cuanto plebiscito ilusorio le exijan. Los ciudadanos, intelectuales y profesionales, en cambio vemos con preocupación, no por la “Consulta Popular”, sino porque no es de todos para todos, al igual que las mesas de la discordia. Primero, no debe ser privilegio de pocos; Segundo, exigencia en preguntas para un mayor margen de gobernabilidad; Tercero, “chistoso”, la CC., elige las preguntas que el supuesto pueblo debe contestar. Es el caldo de cultivo de la incompetencia, la abulia y la corrupción. Cuando en este país oigamos un cañonazo que nos reviente “las tripas”, y arroje la podredumbre politiquera que nos gobierna; habremos conseguido, por lo menos, bañarnos en honestidad, justicia y el bien común. ¡Así sea!
Consulta popular del presidente Lasso
Celso Wellington Ríos Villafuerte
Algunas reflexiones acerca de un delicado y complicado tema: La consulta popular. El primer aspecto en discusión es la oportunidad, quien puede precisar qué es y no es oportuno. A mi entender si se hace con buena intención en beneficio del pueblo siempre será oportuno consultar al soberano. Respecto al número de preguntas y a la calidad y pertinencia de las mismas, siempre existirán desacuerdos; pero lo importante es tomar la decisión de hacer la consulta y seguir adelante con el proceso. Personalmente tengo mis observaciones acerca de las preguntas cuatro y seis; la cuarta que consulta sobre la reducción de asambleístas, está incompleta se debió preguntar además si está de acuerdo con el regreso a la bicameralidad y si la elección de asambleístas se debe hacer en la segunda vuelta de la elección presidencial, para evitar influencias y cálculos políticos. Y con relación a la sexta pregunta, debió ser más terminante, consultar si está de acuerdo en eliminar este organismo, invento correísta, que no ha favorecido la gobernabilidad del país y contrariamente ha sido una fuente de corrupción y negligencia. Falta incluir, a mi modesto criterio, dos preguntas, que parece ser posible todavía: una que contribuya a combatir la desocupación y que podría plantearse en la siguiente forma: “¿Está usted de acuerdo que el señor Presidente de la República, mediante decretos ejecutivos dicte disposiciones legales que viabilicen y mejoren la contratación de personal por parte del sector privado, sin afectar los beneficios sociales y económicos y sin modificar el contenido del Código de Trabajo vigente?”. Y otra pregunta relacionada con la seguridad social, que diría: “¿Considera pertinente que el señor Presidente de la República, mediante decretos ejecutivos, pueda incluir los cambios necesarios en las leyes, reglamentos y más normas a fin de garantizar la gestión administrativa y sostenibilidad en el tiempo, de los diferentes sistemas de la seguridad social?”.