¿Hacía dónde va la Hostelería?
Un sector tan castigado por la pandemia como la Hostelería, y a las puertas de una previsible crisis económica, debería hacer una reflexión al respecto de los cambios, según mi opinión, que dicho sector habría de llevar a cabo cuanto antes. El cambio más importante, sin ninguna duda, es la profesionalización del sector. Esto pasa, entre otras muchos factores, por la imposición de horarios donde cada establecimiento saque el máximo rendimiento. Esto ayuda a la eficiencia energética y ahorra esos costos tan elevados de luz y gas entre otros, pero también es fundamental para el cuidado de los trabajadores. Cada vez es más difícil encontrar trabajadores en el sector debido, principalmente, a las condiciones laborales. Por lo general, el empresario hostelero incumple sistemáticamente esas condiciones y es normal que la gente busque trabajo en cualquier otro sector lejos de la hostelería. Que se cumplan los convenios establecidos, que se facilite al trabajador un horario digno y la oferta se igualará con la demanda. Otro factor importante es la subida de precios en, prácticamente, todos los productos. Es hora que las empresas asuman ese gasto de alguna manera. No podemos repercutir todo en el cliente final porque no se puede ahogar más al consumidor. Si seguimos castigando al cliente, pronto todos los establecimientos se vaciarán. Mejor asumir ese costo por parte de las empresas y mantener a la gente en las calles, que enterrar al sector. Es obvio que la hostelería está muy débil y tomar estas medidas resultan muy complicadas para muchos negocios, pero de no hacerlo solo sobrevivirán en el sector los más poderosos económicamente, normalmente reñidos con la calidad, y los locales mas pequeños y eficientes en todos los aspectos. Esta es una opinión muy personal y generalizada, consciente de la dificultad de cada establecimiento y cada caso particular.
Emilio J. Ares Vázquez
Opinión
Esta carta escribo con una dolorosa y lacerante expresión, digo: “Hay Virgilio, Virgilio, Virgilio”, con tu solemne contubernio e ingratitud tuviste a todo un pueblo sumergidos en una congoja y sobresalto. Creíamos que tus pretensiones llegarían a cuajar; felizmente negados tus inmerecidos propósitos de regir los destinos de la Patria en un complot con la más nefasta plantilla de correístas y pachakutik, estitos que no pierden las esperanzas de liberar a los políticos corruptos confinados y presos; cacos miserables quienes como rapiñas se llevaron miles de millones de dólares defraudando a la nación. Por un momento, sinceramente me honré que un Saquicela haya sido electo como parlamentario. Esa posición estuvo destinada a personajes eruditos como bien señala Heriberto Rojas en su ponderada obra “Biografías de Ilustres Cañarenses”. Mi ilustre provincia Cañar, mi Azogues, tierra exuberante y de prominentes hombres: Andrés F. Córdova, Luis Cordero Crespo, Juan Bautistas Vásquez y otros ínclitos que conformaron la acrisolada nación ecuatoriana, hoy penosamente se hallan mancillados, ultrajados por hijos inmerecidos prostituidos en la ciénaga de la política. Rectifique señor Virgilio Saquicela para llamarle como un hombre de honor.
Carlos Aquiles Vicuña Prieto