Revisión Técnica Vehicular
Edison Gustavo Cevallos Rojas
Existe la normativa según la cual, uno de los requisitos para hacer la “repetitiva” y arcaica gestión de la matrícula anual vehicular de quienes vivimos en Quito, que básicamente es un trámite con fines totalmente recaudatorios. Carga que ponen sobre los hombros de los ciudadanos con vehículo, para lo cual a los burócratas les sobrarán argumentos y justificaciones, con los que buscan recursos frescos incluidos los de multas por calendarización, por infracciones justas e injustas, etc. El hecho es que haciendo las cancelaciones impuestas, es un via crucis total el acceder a un turno para la Revisión Técnica Vehicular, las plantas certificadas, no dan abasto y el usuario debe pasar horas frente al sistema de obtención de turnos, para reiteradamente ver como respuesta que no hay turnos y que en las próximas horas se habilitarán nuevos. Si se sumara las horas invertidas en buscar un turno habiendo cumplido con los pagos, se vería que hay una falta de respeto, consideración y agresión al ciudadano que simplemente quiere cumplir lo normado, seguro exponiéndose por la exigua capacidad instalada a que se le aplique otra multa por no haber hecho a tiempo la revisión vehicular. Qué infame y asquerosa realidad, señores AMT y Municipio.
‘Ultraje y mal trato a la educación
Cristóbal Flores Cisneros
Con impresionante despliegue publicitario comparable con la de un partido de campeonato de fútbol, los ecuatorianos somos testigos del golpe más funesto y duro a la educación, derecho humano más importante y sensible, constitucionalmente declarado “obligación ineludible e inexcusable del Estado y área prioritaria de la política pública y de la inversión estatal y garantía del buen vivir” de los ecuatorianos. Como ciudadano y profesional del ramo por vocación, con 24 años de estudio entre primaria, secundaria y superior, en el país y en el exterior, 27 libros de autoría sobre educación y 62 años de ejercicio docente en todos las regiones y niveles del sistema, es imposible guardar silencio frente a tan grave ultraje y mal trato que atenta al futuro de las nuevas generaciones de ecuatorianas y ecuatorianos, habitantes pobres de un territorio extraordinariamente rico que necesita educación para salir de ese círculo vicioso de la corrupción, la impunidad y el “lleve”. No se explica que se entregue “nombramientos de profesores” a miles de jóvenes bachilleres que, sin ninguna formación académica en educación, de la noche a la mañana se convierten en profesionales de la tarea más delicada (…) gracias a ese desventurado programa oficial llamado “quiero ser Maestro”. En la historia de la educación nacional, el título de Maestros ha honrado a personalidades de acrisolada honorabilidad, calidad humana y categoría científica como Juan Montalvo, María Angélica Idrobo, Alfredo Pérez Guerrero, Alejandro Carrión, Emilio Uzcátegui… Educar no es tan simple como hacer un objeto manual o dictar clases para enseñar un concepto, una fórmula o una fecha. Educar es enseñar a ser humanos y a vivir como humanos a todos los seres que en condición de humanos van llegando al mundo, delicada y maravillosa responsabilidad que no puede ser encargada a personas que no acrediten la calidad y la especialidad requeridas. Sin restar importancia a las múltiples ramas del mundo del trabajo ninguna como la educación exige una selección responsable y la correspondiente formación académica.