Según investigaciones realizadas, e informes de Contraloría, los aviones, destinados para el uso del presidente, en el periodo del anterior gobierno , viajaron cerca de dos millones de kilómetros, lo que equivale a 71 vueltas al planeta, se han gastado más de cien millones de dólares en una década y se sigue gastando, el ex presidente Correa, estuvo de viaje fuera del país, el equivalente a 373 días, con 134 viajes al exterior, giras internacionales, que duraban hasta tres semanas, llevando extensas comitivas de funcionarios e invitados, algunos de esos viajes se los hacía con destino a países conocidos como paraísos fiscales, en los que se transportaba equipaje sin el chequeo de rigor, fueron y vinieron sin pasajeros. Lo que significó que existió una gran indelicadeza y despilfarro de los recursos públicos.
El actual Presidente, aunque en menor proporción, también ha realizado algunos viajes al extranjero, en el corto tiempo de su mandato. En el mundo contemporáneo, en plena era digital, en que las intercomunicaciones se realizan al instante, considero que se debería normar legalmente, la pertinencia de estos viajes, y solo autorizarse cuando sean estrictamente necesarios para el interés del país. Para eso existen embajadores y cónsules del Ecuador en casi todos los países, que son los representantes de los gobernantes de turno, a quienes se les debería delegar la representación del presidente en eventos y ante organismos internacionales y en las gestiones incluso para la consecución de préstamos, en los que no es indispensable la presencia física del primer mandatario y mucho menos de sus comitivas, de esta manera se ahorrarían ingentes sumas de dinero, que podrían utilizarse en la atención de servicios y necesidades básicas de la población.
En un país como el nuestro con una empobrecida economía, debe haber una rigurosa austeridad en el gasto público y es obligación del presidente de una nación dar el primer ejemplo de aquello a la sociedad.