Durante el nazismo se practicaban dos tipos de lavado cerebrales, uno para hablar sobre las maravillas del sistema y el otro para borrar de la mente los beneficios de sistemas.
Igualmente aquí en Ecuador se están empleando estas tácticas para impedir que las generaciones nuevas conozcan o mantengan afición a las corridas de toros. Primero, no podían asistir niños menores de 12 años para no traumatizarlos (mis hijos acudieron desde los 6 años y no tienen ningún trauma), luego esta prohibición se extendía a los 16 y ahora a los 18. Ojalá se hicieran evaluaciones similares para evitar ciertos programas de televisión o propagandas de películas.
¿Pensarán acaso que evitando que vayan a las corridas de toros no adquirirán afición a ellas? En un mundo globalizado ya no nada que se ignore y cada persona decide lo que quiere o no ver o hacer.