En la sección Construir, de la edición correspondiente al sábado 19 de marzo del 2016 he leído: “Un cóndor con alas que ofrece 150 habitaciones” refiriéndose a un edificio destinado a un hotel, de reciente construcción en los vecindarios del nuevo aeropuerto Mariscal Sucre. Yo había imaginado más bien que se trataba de un ultramoderno avión F-117 Nighthawk, que sobrevolaba “peligrosamente” las instalaciones del aeropuerto. Se trata, sin duda, de las diferentes interpretaciones que se pueden dar a las “ideas” metafóricas que pueden rondar por las cabezas de los “noveles” arquitectos, que están diseñando los edificios “icónicos” del nuevo Quito.
Creo que no es tan sencillo, efectivamente las nociones de sintetizar la forma de un edificio en la imagen de otro ser u objeto. Requiere de un proceso que deviene en un complicado análisis, que no siempre es consciente y que se remonta a los confines del razonamiento y de la sensibilidad, entender la función en el caso de la arquitectura, como uno de los determinantes de la forma. Recomendaría leer a Umberto Eco, que ahora está en la memoria de mucha gen-te, en sus estudios sobre el origen de la forma y de semiótica, para tratar de entender este fenómeno.