Ha sido la filosofía esgrimida por el Gobierno norteamericano para justificar el incremento del presupuesto de sus FF.AA.
Al respecto, y en base a lo que estamos viviendo en el país, creo que amerita profundizar sobre el tema. Para nosotros y para casi todos los países del mundo, las Fuerzas Armadas han sido y son el sostén de su soberanía, de la existencia misma de cada país, por ello se las ha conocido como la columna vertebral del país, por eso deben de ser parte como lo fueron hasta hace poco un miembro más del principal Consejo de Gobierno en el cual se estudien y se tomen las decisiones trascedentales para el desarrollo. Lamentablemente, como que ha salido a flote últimamente un sentimiento que resta importancia a FF.AA., y se han llevado a cabo acciones tendientes a disminuir la razón de la existencia de Fuerzas Armadas, tales como: el cambio muy a menudo de la Cúpula del Mando Militar, impidiendo así una continuidad en la ejecución de los respectivos planes de Seguridad Nacional. Se ha sacado a flote las remuneraciones, las jubilaciones, el sistema de seguridad social, haciéndolas aparecer como algo que está sobre la media del país, y por lo tanto disponiendo una reducción en las jubilaciones de los actuales miembros de FF.AA. en servicio activo, sin tomar en cuenta que el tiempo de trabajo de un uniformado y el aporte a la seguridad social son el doble de aquel desempeñado y aportado por un funcionario civil. Además públicamente se les ha impedido opinar al respecto. Se les ha callado frente a los medios de comunicación, restándoles un derecho innato del ser humano.
Con todo respeto del caso, creo que es una obligación para todos los que un día tuvimos el honor de ser miembros activos de nuestras FF.AA. opinar al respecto, pues en cierta forma somos responsables de su formación. Fuerzas Armadas en sí, no representan un gasto, por el contrario, representan la mejor inversión. Pues, gracias a ellas el Ecuador maduró durante el Gobierno Militar de los años 72 al 79. Por ellas somos un país soberano, fuimos capaces de defender nuestra integridad territorial, tanto en 1981 como en 1995.
Sinceramente creo que existe un desperdicio de cerebros preparados que podrían ahora, en servicio activo y pasivo, transmitir sus conocimientos a estudiantes de Escuelas Superiores, a Centros de Instrucción Técnica, a la Dirección de Liceos. Creo que muy bien se podría ampliar la preparación del servicio militar a servicios de primeros auxilios, a la alfabetización, a la preparación de personas para servir como guías de evacuación durante momentos críticos de la naturaleza como ser: movimientos telúricos, inundaciones, incendios, etc… Habría que estudiar la posibilidad de volver a la Instrucción Premilitar en los Colegios y luego a la Conscripción Militar completa para lograr así, la asimilación y puesta en práctica de los valores éticos, cívicos y morales de nuestra juventud, para así asegurar un Ecuador mejor para beneficio de toda nuestra sociedad.