Los antropólogos lo definen como un “grupo etnorreligioso”, mezcla de herencia genética y cultural, con una determinada concepción religiosa del mundo. Hoy, una vez más, repitiendo un patrón milenario, un grupo humano como el Yazidi es perseguido a muerte. La fuente de esta locura tiene un nombre y características definidas, se llama fe y religión. No importa si hoy son una secta sincrética mezcla de religiones dominantes, ayer fueron los gnósticos o los mismos musulmanes quienes sufrieron persecución y muerte por los cristianos. Unos meses antes del estallido de locura en Iraq, Israel y Palestina, el Papa estuvo en Jerusalén y pregonó como siempre la paz. Lo irónico es que, desde el Papa hasta el más simple e ignorante combatiente, todos hablan de paz, pero al mismo tiempo exaltan la fe, esta última fuerza generadora de los horrores que viven ciertas regiones del mundo, donde la religión mantiene un oscuro protagonismo. El ciclo continuará hasta que aceptemos cuál es la fuente que lo mantiene.