Esperando que las aguas se calmen, y reflexionando respetuosamente sobre las opiniones del Dr. Rodrigo Borja, en el Comercio del domingo 4 de septiembre, cuyo título dice: “Los Juegos Olímpicos (2)”, me permito exteriorizar mis opiniones:
Sin una planificación sesuda y en función de marcas que solo permiten participar, la delegación de atletas ecuatoriana, fue a Brasil únicamente a eso, a “participar” sin aspiraciones de medallas; posiblemente fundamentados en lo que alguien dijo alguna vez: “Lo importante no es ganar, lo importante es competir”. Que equivocado que estaba, que perdedor que debe haber sido, que mediocridad. Mis queridos lectores, “el sí se puede”, es una realidad, lo demostraron Jefferson Pérez, Rolando Vera, Pancho Segura, LDU quienes de seguro pensaron que “lo importante era ganar, cuando no lo lograron, persistieron hasta que lo consiguieron”.
El Dr. Borja apegado siempre al “yo si lo hice, los otros no”, nos recuerda que el fundó la “Escuela de iniciación deportiva” en Esmeraldas para formar atletas de élite, la cual sin embargo de ser una realidad, fue desmantelada por el gobierno que le sucedió. ¡Qué lamentable!, ¿Por qué las autoridades de la provincia verde permitieron tal atropello?
Algunos eruditos dicen que la competencia ya no existe, que ha sido reemplazada por el trabajo en equipos, suena bien, pero no es así, la competencia –desde luego sana- siempre existió y existirá, o sino, que son los clásicos Real Madrid – Barcelona, Boca – River, que no solo generan gran expectativa, sino grandes ingresos, trabajo y demás; las competencias olímpicas son también una demostración de lo expresado, en donde se valoran dos elementos clave: aptitud y actitud.
Será que una vez que clasifiquemos al mundial de fútbol, vayamos únicamente a participar?, esperemos confiados que no, ya que contamos con el talento suficiente, con el deseo de trascender y buscando ser competitivos.
En la próxima cita olímpica en Japón, no necesitamos romper el record de “la delegación más numerosa de la historia ecuatoriana”, debemos asistir con un puñado de deportistas pero con aspiraciones, no ilusiones. La calidad no se la mide en número, se la mide en resultados. La calidad no solo debe satisfacer las necesidades del cliente, debe apuntar a satisfacer también sus expectativas. No es gratificante ostentar solo medallas en corrupción, bla, bla, bla, paraísos fiscales, botar gobiernos, grafitis irrespetuosos, etc.
En fin, no seamos pesimistas y agucemos el oído, para volver a escuchar el himno ecuatoriano a nivel mundial, es algo que a no dudarlo nos merecemos.