El problema del subsidio a los transportistas puede solucionarse sin gastar un centavo, así: si el aumento del costo de la gasolina es 37 centavos de dólar, que compren al nuevo precio y reciban su factura. Cuando hayan comprado, por ejemplo, 100 galones, el valor del aumento sería 37 dólares. En la gasolinera les dan ese valor en gasolina, extienden la factura que no le dan al transportista. El gasolinero, con las facturas recibidas y la última de resumen, reclama el reembolso en el Ministerio de Economía, y todos felices. De esta forma, reciben el valor real de su consumo, y para el Gobierno es más fácil pagar a 100 gasolineros que a 5 000 taxistas. Se supone que todo será revisado y actuado en buena ley y con verdad.