Ni bien comente en la prensa la necesidad de pedir auxilio a la CICIG (Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala) para que ayude a investigar y denunciar a miles de pícaros que nos dejó Correa como herencia de su década podrida, vinieron los patrioterismos que hablan de lesión a la Soberanía.
Aquella no es otra cosa que “La autoridad sobre la que reside el poder político”. Según la Constitución, la Soberanía reside en el pueblo y en el ámbito de la política, es ejercer autoridad en cierto territorio y esa autoridad recae en el pueblo. Cuando ese pueblo sabe que 500 de 2000 operadores de la justicia son examinados, que de 841 fiscales, 100 están involucrados en persecución correista; que la investigación de los delitos es desesperante a causa del encubrimiento y que no se ha recuperado 1 solo dólar de los millones robados, para nada confía en esa justicia y busca ayuda extranjera que haga valer ‘su’ soberanía. Cuando el pueblo mira que la Asamblea, a pedido del diputado Fernando Callejas aprueba con 92 votos exhortar al gobierno a que considere necesaria esa ayuda y que este la rehuye escudándose en una comisión anticorrupción de la ONU que no se ve ni se siente, duda con razón de la promocionada lucha contra los corruptos y la cirugía mayor. El señor José Augusto Briones Secretario de la Presidencia, tácitamente acepto en Ecuavisa que si el pueblo lo pide el gobierno lo considerara. Ese pueblo le toma la palabra.