¡Con la piel en el cartón!

Los gobiernos socialistas del siglo 21 no solo de Ecuador sino de la Región le hacen creer a la gente que quitarle al rico es para darles a los pobres, pero no es así. Un colega periodista de Bolivia hace poco compartió con sus televidentes un cuadro humano desgarrador, donde decenas de niños y niñas atraviesan páramos para cruzar vías que les conduce a las orillas de las carreteras para pedir la Navidad.

No tienen más que unos 8 años, sus padres que son los guardianes de las montañas de los Andes y sus páramos les dejan que otros quizás, mirando sus ojos de ternura les den un caramelo para endulzar el alma.

Ecuador, desde hace varios años viene tratando de ocultar la mendicidad sobre todo en las regiones más pobres como es Chimborazo, Esmeraldas y otros, las cifras de los gobiernos hacen que la realidad sea trasformada en ficción, posponiendo el desarrollo en los más débiles y frágiles.

Se olvidaron de que los niños son el alma de las naciones y que si tenemos niños jugando con equidad, estudiando con justicia y alimentándose con esperanza tendrán un futuro asegurado.

La mendicidad es puesta debajo de la alfombra roja con las que se reciben a los ejecutivos de los organismos internacionales que dan crédito, quienes no piden detalle real de la pobreza, solo ven que nuestro país tenga con qué pagar sus créditos.

La realidad que develan estas fechas de fin de año, debe llevarnos a meditar qué estamos haciendo para construir la nación del siglo 21; la mendicidad no es solo para el pobre más pobre de las montañas, páramos y campos, es para el país donde habitan ricos y pobres, y es el país de José, Manuela los que con el bocado de la esperanza tienen que ser visualizados para hacerles justicia dándonos un baño de lo que representa la Navidad: fe, esperanza, amor y caridad.

No alimentemos a nuestros niños con olor a dulce sino con olor a justicia social. Aún hay tiempo para remediar lo que estamos haciendo con nuestros niños, no más caminado descalzos, en bajas o altas temperaturas, durmiendo en cartones y dejando la piel en el cartón. 

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